La tecnología del mañana esta disponible hoy, y podría no pasar mucho tiempo antes de que el mundo entero y la suma de todo lo que sabemos se pueda imprimir en un solo microchip. ¡Quien sabe! Tal vez ya estemos en un microchip y somos observados a través de la lente de un enorme microscopio cósmico. La pregunta sería: ¿quién nos observa?
*En el instituto Max Planck para Biología Celular Molecular y Genética existen incubadoras con embriones de ratones. Serán sacrificados a los 10 días de gestación para analizar los mecanismos reguladores del desarrollo cerebral embrionario.
Los animales también cumplen una función en el estudio de la diferenciación celular. En Leipzig, los científicos extraen células cartilaginosas de la rodilla de una oveja con propósitos de experimentación. Estas células se colocan en un medio nutriente que parece mermelada de fresa y luego las llevan a un biorreactor que emula las condiciones dentro de la rodilla de la oveja, tanto en términos de presión como de flujo de fluido sinoval. Los científicos esperan que las células no se den cuenta de que ya no están en la articulación ovejuna y continúen creciendo. Las células se cultivan por cuatro semanas, después de las cuales se reimplantan 500,000 células en la rodilla para ver si el sistema inmunológico de la oveja las acepta. Si el experimento tiene éxito, la oveja es sacrificada y termina como chuleta.
Por su parte, el Instituto Max Planck para Biología Celular Molecular y Genética, de Dresden, los científicos se la pasan cultivando ratones en frascos. Luego de 10 días, se mata a los embriones y sus cerebros se rebanan para examinar el proceso de expresión genética, esto es, el momento en que la información genética se convierte en estructuras y funciones de una célula. Dicho de otra manera, es el momento en que la célula pregunta "¿que voy a ser de grande?".
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