febrero 15, 2008

Mas AllÁ dEL SiLiCiO

La próxima generación de hardware no acaba en el microchip. También hay avances en biotecnología, en particular, en el reino de la medicina regenerativa. En el Departamento de Biología de Células Troncales de la Universidad de Leipzig, la vida esta en metamorfosis. En el laboratorio, las células de medula ósea humana se diferencian de un biorreactor y pronto se volverán células endoteliales. Hace un tiempo se descubrió que las células troncales estromales de la médula ósea son muy versátiles y pueden transformarse en células hepáticas, musculares, renales o neuronas. Se toman las células troncales autólogas de un paciente y se cultivan en un biorreactor para transformarse en células endoteliales (las que forman las paredes de los vasos capilares) y cardiomiocitos. Se emplean tintas fluorescentes especiales para examinar el crecimiento de dichas célula bajo la lente de poderosos microscopios. Asumiendo que no es daltónico, el investigador nota fácilmente la diferencia entre el núcleo (azul) y las actinas alfa (rojas), células musculares que ayudan al corazón a contraerse y así dar pie a un latido. Si los experimentos en el cultivo de tejido humano son exitosos, la esperanza es que, algún día, los órganos humanos sean capaces de regenerarse, con lo cual se evitaría la necesidad de realizar trasplantes y los peligros que conllevan.

La tecnología del mañana esta disponible hoy, y podría no pasar mucho tiempo antes de que el mundo entero y la suma de todo lo que sabemos se pueda imprimir en un solo microchip. ¡Quien sabe! Tal vez ya estemos en un microchip y somos observados a través de la lente de un enorme microscopio cósmico. La pregunta sería: ¿quién nos observa?

*En el instituto Max Planck para Biología Celular Molecular y Genética existen incubadoras con embriones de ratones. Serán sacrificados a los 10 días de gestación para analizar los mecanismos reguladores del desarrollo cerebral embrionario.




*INVESTIGACIÓN BESTIAL

Los animales también cumplen una función en el estudio de la diferenciación celular. En Leipzig, los científicos extraen células cartilaginosas de la rodilla de una oveja con propósitos de experimentación. Estas células se colocan en un medio nutriente que parece mermelada de fresa y luego las llevan a un biorreactor que emula las condiciones dentro de la rodilla de la oveja, tanto en términos de presión como de flujo de fluido sinoval. Los científicos esperan que las células no se den cuenta de que ya no están en la articulación ovejuna y continúen creciendo. Las células se cultivan por cuatro semanas, después de las cuales se reimplantan 500,000 células en la rodilla para ver si el sistema inmunológico de la oveja las acepta. Si el experimento tiene éxito, la oveja es sacrificada y termina como chuleta.

Por su parte, el Instituto Max Planck para Biología Celular Molecular y Genética, de Dresden, los científicos se la pasan cultivando ratones en frascos. Luego de 10 días, se mata a los embriones y sus cerebros se rebanan para examinar el proceso de expresión genética, esto es, el momento en que la información genética se convierte en estructuras y funciones de una célula. Dicho de otra manera, es el momento en que la célula pregunta "¿que voy a ser de grande?".

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