
El gas de síntesis permite elaborar sustancias diversas, entre otras,
combustibles benignos con el clima, o como metano (con ayuda de catalizadores
de níquel), metanol (con catalizadores de cobre y óxido de zinc) o
hidrocarburos superiores (con catalizadores de cobalto y hierro, en un proceso
de Fisher-Tropsch). Con metanol pueden obtenerse alquenos, útiles en la fabricación
de plásticos. El gas de síntesis sirve también como punto de partida para
elaborar compuestos de elevado contenido energético, aptos para el almacenaje químico
de larga duración.